art._01: porno maruja de supermercado

Puede encontrarse en la vida diaria alzando la vista, en un aula de universidad por ejemplo. Ella es la evolución natural de un espécimen social en decadencia. Dando un salto del mero chismorreo y el mercadillo y despojándose de atuendos característicos como los rulos. Ahora frecuentan los chollos (a.k.a. chinos o tiendas de chinos) como VIPs y disfrutan de las telenovelas mientras practican sexo de forma pasiva. De hecho, su interés en el sexo opuesto es un cúmulo de características opuestas, una antítesis natural. La falta de elegancia es llevada al extremo. No es una cuestión de calidad de las prendas, es un motivo de combinación de éstas. Arriesgando en vestir blusas de estampados imposibles y poco sugerentes, pese a la intención de mostrarse como una femme fatal dejando la espalda descubierta, con el fondo de armario propio de una abuela de posguerra. Así la lívido desaparece en todos aquellos varones situados cerca de ella al mostrar su escote, para nada seductor; o la facilidad con la que uno puede ser víctima de la visión de sus nalgas cuando se sienta delante de uno y su pantalón cede de su posición natural a la altura de la cintura (este fenómeno es comúnmente conocido como la hucha), dejando una huella imborrable en la retina de los ojos. Sucesos como los expuestos llevan a la conclusión de que a parte del intento de lucir modelos franceses de los años cuarenta, nuestro sujeto muestra un curioso interés, no siempre consciente, por el gusto de envejecerse.
Sin embargo, es la falta de modales y saber estar aquello que puede molestar a los que comparten lugares con ellas, ya sean: aulas, oficinas o supermercados. Esto acentúa el rechazo y despego. Por su parte, las relaciones en las que muestran cierto interés enfocan a individuos totalmente distintos. Intentan fortalecer lazos afectivos con parte de la denominada, según su punto de vista, jet set. Compañeros de índole pija y poder adquisitivo mayor que cambia el puñado de bragas a 1€ por vestir un conjunto de Victoria’s Secret o al menos Women Secret. Y volviéndose, sin saber, el bufón de un grupo de amigas llenas de falsedades que cuando vuelve su espalda comienzan un linchamiento popular entre risas. Y es que el refranero popular está lleno de sabiduría: ‘Aunque la mona se vista de seda, mona se queda’.

1 opiniones:

  miviajesideral

21 de mayo de 2010, 3:44

Uf, que duro! demasiado gráfico este escrito! ;)