Hace falta una voz
en el centro de la parábola
que recoga las ideas
para que con su fuerza hacer
que sean escuchadas
las peticiones de muchos.
Evitar seguir por senderos paralelos
que bifurcan el destino común
y pierde entre los sinuosos meandros del pensamiento
a los caminantes
como un bote a la deriva
navegando la mente.
Y al final, el ruido quedará
dentro de las cáscaras de las nueces.