Padre, hijo y nieto

Siento simpatía por Diego Forlán. Dentro del elenco de adolescentes millonarios y futbolistas de fama, copas y modelos, me despierta un sentimiento afable, se podría decir que, sin conocernos, incluso se llegaría a denominarlo simpatía -al igual que me ocurre con, por ejemplo, Xabi Alonso(1)-. Éste acercamiento no es nuevo ya que con anterioridad he retratado mi parecer como en los versos: Menos mal que al otro lado / el uruguayo / despierta una sonrisa en la afición, / de nuevo.(2)

Viviendo en la capital y sin ser del Atlético de Madrid puede resulta extraño. Parece feo o impopular alagar el buen hacer o el talento ajeno. Pura ceguera del forofo y no de quienes disfrutan de los placeres. Por eso, al igual que se ha hecho fuera(3), quisiera homenajear su gesta deportiva en la Copa América donde consiguió dos récords: igualar al máximo realizador uruguayo (31 tantos anotados, hasta la fecha) y seguir con lo que parece una tradición familiar, al igual que quien lega un viejo reloj o descubre un secreto ancestral transmitido de generación en generación, ganar la Copa America. Sí, las tres generaciones han conseguido ganar el trofeo y dar la gloria a su país, en éste último caso en cancha rival y superando al anfitrión en palmarés.

Hoy por hoy se podría afirmar que la camiseta celeste no representa únicamente a un país, sino también a una extirpe.

Pero la justicia en ocasiones es esquiva y al otro lado del charco priman más los rumores de la prensa amarillista, el baile de cifras millonarias entre clubes endeudados, los gestos políticos que analistas político-deportivos interpretan de tal forma que puedan abrir heridas en las plantillas o la humillación de otras ligas menores.
Con él las críticas más feroces llevan una temporada de tortura acuchillando cada uno de sus partidos. Sin embargo, con mucha elegancia, Diego se mantuvo al margen y no dejó de hacer su trabajo mostrando esforzarse por recuperar una mejor versión de sí mismo que todos conocemos, que él conoce, y calló las bocas con dos goles en la final.

Así, desde aquí, transmitir mi felicitación y enhorabuena y desear la continuidad de las buenas costumbres.

(1)Los más allegados saben de mi devoción futbolística por el, ahora, 14 del Real Madrid.
(2)Versos pertenecientes a la canción Cementerio de elefantes (David Vázquez).
(3)Rob Hughes, Meeting his family’s high standards, The Global Edition of The New York Times, 07/27/2011 Rob Hughes




27/07/2011

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