Cuando la corbata ahogó al individuo
no pertenecía al tiempo,
sino a la nada
siempre con diferentes pensamientos,
con la curiosidad por el nunca
fiel reflejo de su alma
autorretratada en la mirada:
profunda, sencilla, enigmática
parco en conversaciones,
extenso en palabras
respetuoso en opiniones
y aunque nunca tuvo excesos
siempre tuvo lo más valioso
lo que uno tiene y desea tener
pero aquel hombre dejó este lugar
cuando los valores dejaron paso
al consumo, a lo efímero
#1Imagen tomada y usada con el permiso de su autor Gsús Bonilla. Gracias Gsús.
#2Texto perteneciente al libro “Para este viaje no necesito alforjas” (Editorial Alhulia) de David Vázquez Rufino, 2009.
0 opiniones:
Publicar un comentario