calzabas zapatos rojos
en una noche de san valentín
nunca creí
en ese tipo de festejos
pero todos tenemos
nuestras propias supersticiones
manías
rituales
sonreías al verme llegar
esperando que la noche
no acabase
no había palabras
y empecé a pensar
en el después
te abrí la puerta
con toda la inocencia
que puedo mostrar
tu contoneabas
tus caderas de la manera
más sexy
que se puede hacer
sin exagerar
sin parecer de plástico
tu naturalidad
allí nos encontrábamos
cara a cara
sin tener que fingir
con nuestros defectos
que obviábamos
sólo existían
en teoría
pasó la noche
pasó el día
nos despedimos
un beso
una sonrisa
y a esperar
a llegar a casa
para poderte volver a llamar
Inédito
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