En la cara

Al igual que el árbitro se reía en la cara de Casillas el pasado miércoles antes sus protestas, así siento que los políticos como Camps, los que sientan a los azotes que hacen daño en el banquillo de los acusados (aplaudidos fuera de nuestras fronteras y que durante los años que investigó otro tipo de crímenes también por los políticos que hoy sientan ahí a este hombre) y al nuevo gobierno y sus portavoces autonómicos, así siento, como ciudadano, que se ríen de mí. Como la diputada que no contenta con percibir remuneraciones por 12 cargos públicos utiliza las tarjetas de la diputación para sesiones de belleza que no producen resultado alguno, al menos a la vista.

Es llamativo que todos se expongan a la opinión pública sin el más mínimo sonrojo. Y más llamativo aún, que la ciudadanía agache la cabeza y no alce la voz. Los movimientos que consiguieron mostrar el malestar general de una población harta -aunque visto lo visto igual no tanto- se diluyen entre los adoquines y la pereza de volverse a mover y remover los cimientos deja de nuevo en silencio las calles. Ahora, para todo, el cemento está seco y es más duro y difícil de quebrar.

Dice mi madre que sólo critico a una facción ideológica, pero con la otra siendo un intento de lo que puede ser -no por ello una solución- y centrada en solucionar y ordenar primero su organización, ésta, que gobierna absolutamente todo, tiende a ser más proclive a las malas acciones. Y sí, es más cobarde realizar la crítica por ser más sencillo lanzar las piedras, pero no por fácil debemos darle la espalda al problema.

Al final, todo esto deja un poso que remover: Peor que la crisis financiera y sus consecuencias económicas es la crisis moral.

1 opiniones:

  Cooper

1 de febrero de 2012, 11:45

http://www.youtube.com/watch?v=aSuaDmi7cmU